21 may 2012

Domingo clásico

Con algo más que buen fútbol, Nacional se impuso al tradicional rival


Richard Porta, Alexander Medina y Tabaré Viudez celebrando el tanto del empate.


MONTEVIDEO. El día señalado —domingo 20 de mayo— a las 15:30 las hinchadas realizaron magistrales recibimientos al entrar sus equipos al terreno de juego. El primero en presentarse fue el equipo albo, mi querido Nacional. Tocaba ser visitante aquella tarde, por lo tanto, sólo teníamos una tribuna repleta de nuestro público; el resto, el resto era amarillo y negro. De cualquier manera, los colores blanco, azul y rojo resaltaban en la cabecera de la Colombes, tras el arco defendido por Jorge Bava durante el segundo tiempo.

Tras un minuto de silencio escasamente respetado —común que ocurra esto en el fútbol uruguayo— el árbitro Martín Vázquez dio por iniciado el clásico: el partido más importante del fútbol local que enfrenta a los conjuntos más grandes y populares del país. Diría que comenzó todo con un trámite tranquilo, pero estaría mintiendo. Al minuto de juego, Rodrigo Mora tras una jugada donde hubo rebotes —incluida una clara mano de Zalayeta— marcó el inicial 1 - 0. Parecía que todo el trámite se convertiría favorable para el equipo carbonero, pero las deficiencias a la hora de defender pelotas paradas terminaron crucificándolo.

El 1 - 1 llega tras un centro de pelota quieta, donde el "Canguro" Porta intenta anticipar, desvía apenas la pelota y ésta da de lleno en las manos de Emiliano Albín. Como resultado: penal para Nacional y amarilla para el jugador de la camiseta rayada. Segundos más tardes, Porta cambia penal por gol.

Parecía que con el empate el juego volvería a empezar casi como de cero. Pero definitivamente no fue así. Tras una pérdida de Israel Damonte en la mitad de la cancha, Aguiar recupera y escapa por la banda, trasladando con cabeza levantada; a pocos metros ve bien ubicado a Zalayeta, en soledad, y le envía un justo pase que, con gran habilidad, el delantero carbonero remata de aire, sin dar tiempo a una posible defensa de detenerlo. De gran factura técnica el 2 - 1. Peñarol volvía a ponerse en ventaja.

Merodeando los cuarenta minutos del primer tiempo, Nacional se encuentra con un tiro de esquina a favor. ¿El resultado de ello? La llegada en el primer palo de Porta, anticipándose a todos para peinar la pelota, y conectar con Facundo Píriz, volante de marca tricolor que apareció en solitario dentro del área chica, donde contactó de cabeza para enviar la pelota al fondo de la red. Nacional, antes del descanso, igualaba por segunda vez un partido que le era desfavorable. Fin del primer tiempo: 2 - 2.

Si bien el clásico se mostraba sumamente abierto —más que nada, por las defensas que no se veían del todo firmes, de un lado ni el otro—, nadie imaginaba que la cantidad de emoción brindada en el primer período aumentara aún más en el segundo. Esto se debió en parte por algunas malas decisiones de Martín Vazquez, aunque también por acciones extra fútbol que derivaron con algunas lesiones aparatosas —como la perdida de conocimiento de Porta durante algunos minutos tras un choque de cabeza—. Pero para entonces, había entrado ya la magia a la cancha de la mano del "chino" Recoba.

El experimentado jugador tricolor, que ingresó tras la salida del "cacique" Medina, tuvo su oportunidad de fuego a unos tres o cuatro minutos luego de pisar el césped del Centenario. Un tiro libre algo sesgado y a pocos metros del borde del área grande. La precisa ejecución hizo que, rematando aún al palo del arquero y sin gran potencia, el balón terminase en el fondo del arco de los manyas con efecto perfecto. Nacional daba vuelta el clásico, tras ir dos veces por debajo en el marcador; Nacional volvía a estar encima tras varias desventajas.

Con el 3 - 2 el partido pareció definitivamente aún más abierto. Peñarol, como era lógico, se fue todo arriba intentando por todos los medios llegar al gol. Chances y situaciones no le faltaron, pero el paredón que impuso Jorge Bava en el arco de Nacional fue insuperable. Brindando seguridad el arquero con gran experiencia paró todas las pelotas en donde fue exigido, incluso, sin dar rebotes. Nacional se limitó a defender como pudo la pelota e intentar salir de contragolpe, tuvo alguna que otra opción que no cristalizó como para liquidar el trámite.

Concurrido los noventa minutos reglamentarios y los cinco extras que se sumaron, el resultado final fue 3 - 2. Nacional volvía a una victoria clásica, una victoria de atrás, dando vuelta un resultado adverso en dos ocasiones. Pero eso no era todo. El conjunto tricolor, tras el triunfo, logró consolidarse manteniendo la punta de la Tabla Anual y dejó prácticamente afuera de toda opción de título a Peñarol. Doble sabor.

Estoy completamente seguro que, tras pitar el árbitro, todos los hinchas de Nacional —incluidos los jugadores— se encontraron eufóricos y casi afónicos por el triunfo y todo lo obtenido en esa jornada. Un clásico es un clásico, y si se sufre, se disfruta el doble. Qué gran verdad.

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