Un mal inicio de Copa. Sé que no es ninguna novedad, por lo que se vio durante el partido, pero no puedo comenzar la entrada diciendo otra cosa. Jugamos mal. De mi parte al menos hay una salvedad: el terreno de juego estaba complicado. El piso mojado en exceso, agua estancada en varias partes del campo, el barro que parecía ganarle la pelea a la gramilla. Estaba difícil para jugar, para tocar con precisión, pero por sobre todas las cosas estaba difícil para afirmarse.
Pueden decir que el terreno estaba en mal estado para ambos equipos, es cierto, pero hay que precisar que un futbolista distinto como Álvaro Recoba, el “Chino”, podría haber jugado alrededor de media hora si el piso hubiese estado en óptimas condiciones. Y aunque no lo parezca, estando este jugador en cancha cada pelota parada pasa a ser un riesgo para el rival. Sumemos a esto que el ‘distinto’ que tiene Nacional para jugar prácticamente todo el partido, Ignacio González, estará fuera por dos meses. Lo vamos a sentir. Ya lo sentimos hoy.
Pero no pretendo entrar en conjeturas, no sirven de nada. Nacional jugó mal. La línea de fondo, sobre todo los centrales, estuvieron bastante complicados para afirmarse. Los atacantes de Oriente Petrolero, en su mayoría, llegaban con pelota controlada y su fisionomía liviana, sumada a la habilidad que poseían, los hacía casi imparables. Encontraban los espacios por un error o mérito propio, y así llegaron en varias ocasiones. Munúa se encontró siempre a la altura de las situaciones. En el gol no se le puede recriminar nada, un disparo potente y bien colocado. En las situaciones que sí salvo, sólo quedan elogios para él.