Falcao intratable y Diego brillante
BUCAREST. El pasado miércoles 9 de mayo tuvo lugar la gran final de la Europa League —segunda competencia a nivel de clubes del continente europeo— entre dos conjuntos españoles: Atlético de Madrid y Athletic Bilbao. Disputado los 90 minutos del partido, fueron los madridistas quienes lograron alzarse con la copa en brazos, tras un contundente 3 - 0 como resultado de cierre. Miles de capitalinos que viajaron al país rumano para presenciar el encuentro, debieron sentirse gloriosos y felices desde las gradas.
El estadio que sirvió como marco para el espectáculo es el Arena Națională, ubicado en la ciudad de Bucarest, capital y ciudad más poblada de Rumania. La sede final, como en toda competición europea a nivel de clubes, se fija desde antes que inicie el torneo en sí, y es la UEFA el encargado de elegirla. Este órgano posee unas cuantas reglas que limitan a sólo un número reducido de escenarios para poder albergar este tipo de partidos trascendentales (sólo los estadios de categoría élite pueden ser una opción válida).
Entrando ya en lo que fue el partido en sí; ambos equipos saltaron al terreno de juego. El Atlético de Madrid, con sus tradicionales colores: rojo y blanco, y el conjunto vasco con vestimenta alternativa: color verde. Si de antemano alguien creía que habría enormes diferencias o un claro favorito, ya sea por un equipo u otro, se debió llevar más de una sorpresa. Los minutos pasaban y todo estaba parejo. No existía superioridad en el juego, ni tampoco diferencias en el marcador.
Hasta que llegó una acción de Radamel Falcao García a los 7 minutos del primer tiempo. Con la pelota en su poder se incursionó en el área, amagando, buscando un posible pase y, a la vez, quitarse el defensor que le hacía sombra. Fue justamente en ese movimiento de amague que logró hacerse el espacio suficiente para enviar un latigazo de pierna zurda, con gran efecto, al segundo palo del arco vasco. El portero se estiró pero no llegó siquiera a rasguñar el balón con sus dedos. Diría que fue un remate inatajable; gran factura técnica.
Con el 1 - 0 en su haber, el Atlético de Madrid comenzó a ser más cauto a la hora de jugar. No digo que resignó el ataque o se limitó a defender, pero hubo un leve cambio en la actitud, más de conservar la ventaja que, hasta en ese momento, le estaba dando un título a nivel europeo. Pero el ariete colombiano, apodado "tigre", estaba intratable y parecía una verdadera fiera salvaje. Iban 34 minutos cuando una pelota llega al borde del área chica, sitio donde se hallaba él, quien sin problemas giró, amagando y definió como lo que es: uno de los mejores delanteros en la actualidad.
Llegada la ventaja doble era el momento de transferir responsabilidades. Era el momento en que el Athletic, un equipo caracterizado siempre por imponer y proponer buen fútbol, debía ir en búsqueda de goles, para igualar las acciones. De esa manera, terminó el primer tiempo e inició el segundo; pero el conjunto vasco no pudo marcar ni siquiera un gol, por más que intentó en varias ocasiones, llegando con claridad.
Pero si 2 - 0 parecía ser ya mucha diferencia, faltando cinco minutos para el cierre, llegó un inspirado Diego para decretar el tercer tanto de los madridistas. No sólo fue un golazo por la definición al segundo palo que eligió con categoría el brasileño, también la jugada previa individual, donde fue avanzando con soltura y agilidad, sin que los rivales pudieran quitarle la pelota. Esa no fue la única intervención del ex Santos en el juego; durante los 90 minutos se lo vio enchufado y con gran visión de juego, eligiendo de manera correcta siempre la mejor opción, tanto para asistir o definir.
Concluida la hora y media de juego, el resultado arrojado fue: Atlético de Madrid 3 - 0 Athletic Bilbao. A pesar de los tres goles de diferencia entre un equipo y otro, se trató de un partido intenso donde los justos finalistas generaron un buen espectáculo. Resaltar también la buena labor de los centrales colchoneros —Diego Godín y Miranda— que detuvieron y neutralizaron al potente delantero español Llorente. Además, destacar el gran desempeño de Gabi y Suárez en el terreno medio, controlando el juego y corriendo para marcar en todo momento, hasta el cansancio.
De cierre, digo que fue un partido emocionante y que ambos equipos llegaron a donde llegaron gracias a un gran nivel. Donde tuvieron que vencer a un sinfín de grandes equipos (un ejemplo del Bilbao, el Manchester United). Pero hubo un justo campeón, que tuvo a un determinante Falcao, un brillante Diego y jugadores con experiencia (o sin ella) de gran aplomo y ambición por consagrarse. Desde Uruguay, mis más sinceras felicitaciones para los madridistas y, sin olvidar, mi reconocimiento también para los dirigidos por Bielsa. Gran campaña.
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