12 oct 2013

Los viajes de Tuf

DE GEORGE R. R. MARTIN

Haviland Tuf es un ser curioso: un mercader independiente de gran corpulencia, calvo y con la piel blanca como el hueso. Es vegetariano, bebe montones de cerveza, come demasiado y le encantan los gatos. Además, es honesto. Tuf logra poseer una enorme nave espacial, el Arca, la única superviviente del antiguo Cuerpo de Ingeniería de la Vieja Tierra. El Arca es un artilugio desaparecido hace más de mil años, pero que revive gracias a Tuf y sus gatos. A lo largo de los siete relatos que conforman este libro, Tuf consigue la nave, la repara y resuelve un sinfín de problemas espaciales con la ayuda de la ingeniería ecológica, una profesión que él recupera y a la que añade la impronta de su personalidad, astucia e ironía.



Probablemente este particular protagonista sea de los personajes que más me han gustado desde que leo libros. Resulta divertido leer cada línea de sus diálogos —que, dicho sea de paso, abundan—, cada charla que mantiene con los demás, o mismo con sus gatos.

Los viajes de Tuf narran justamente eso, los viajes de este particular hombre que mide poco más de dos metros y que tiene una panza abrupta. Nos ubicamos en un tiempo que está por venir, en el futuro, donde viajar de un planeta a otro resulta tan sencillo como ir de un país a otro en nuestra actualidad. Así es como Tuf es invitado, en principio, a guiar a un grupo de personas que han descubierto una nave que parecía ya no existir: el Arca. Esta es la última de su especie y tiene un largo de treinta kilómetros, sensiblemente muy grande en comparación a otras.

Por cuestiones que no precisaré, pues para eso deberían leerlo, Tuf finalmente se hace con el control de la nave y allí comienza la historia que le da nombre al libro: sus viajes.

¿Por qué me interesé en leer este libro de nombre tan particular? La respuesta es sencilla. Quería leer más cosas de George R. R. Martin debido a que Canción de Hielo y Fuego, saga de este autor, me maravilló. No sólo la historia en sí, las tramas o los personajes (que, dicho sea de paso, en su mayoría me fascinaron), sino también la manera en que narra este escritor norteamericano.

Y en Los viajes de Tuf, escrito en 1986, previo a Juego de Tronos (1996), puede apreciarse justamente esa particular manera de narrar. La lectura del libro no se torna aburrida en ningún momento —al menos, como percepción personal—, y en más de una ocasión aparecen respuestas sorprendentes, cosas que no eran evidentes pero con el paso de las líneas van quedando claras o explicadas. El factor sorpresa está presente para sorprender de la nada al lector. Y George R. R. Martin, gracias a su particular personaje, Haviland Tuf, lo logra y con creces.

Para finalizar la entrada debo hacer lo que hago con todo libro porque de lo contrario no sería yo. Esto consiste en darle una calificación del uno al diez al texto del que acabo de hablarles, pero advierto que dicho número sólo es respaldado por mi gusto y no por algún aspecto objetivo. En general me pareció un buen libro o un libro sumamente interesante, y por eso le daré un valor de 8. De más está decir que lo recomiendo, porque me gustó.

Y eso es todo por hoy. Hasta la próxima.

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