17 oct 2012

La idea de Chile



El enfrentamiento de Chile – Argentina tuvo lugar el día martes 17 de octubre en el estadio Nacional de la capital trasandina. En el marco de las Eliminatorias Sudamericanas, estos equipos volvieron a verse las caras en la Jornada 10, y fueron los albicelestes quienes cosecharon los tres puntos tras la victoria 1 – 2. Pero no pretendo realizar una crónica del trámite del partido, sino centrarme en la idea de Chile, el planteamiento que realizó el conjunto local.

Siendo local, el conjunto que vestía de rojo tomó la responsabilidad que le daba la localía y salió con la intención de dominar la pelota. A sabiendas del poderío ofensivo que presentaba y poseía Argentina, Chile mantuvo firme su idea: poseer la pelota, distribuirla y atacar. Y vaya si atacó. Isla —el carrilero por la banda derecha—, fue y vino, por su carril. Actuó como factor sorpresa, y en la mayoría de los casos, se encontraba libre, para posibilitar una descarga segura.

Haciéndose de la pelota, Chile controló y dominó los primeros veinte minutos de juego. Demostrando de aquella manera que la pelota es una sola, y que si ellos la controlaban, Argentina no podría hacerle daño. Aún así, el descuido podría resultar letal. Teniendo a Messi y valiéndose de la inspiración de Di María, Agüero o Higuaín, el gol puede llegar en cualquier instante. Aquello ocurrió una vez y otra vez; primero Messi y luego el delantero del Real Madrid, Gonzalo Higuaín.

Viéndose en desventaja de 0 – 2, el juego de Chile se deslució un poco. El impacto se sintió y eso influyó en el juego del local. Cuando tenía la pelota, cuando tenía las situaciones, parecía dominador; cuando se vio abajo en el marcador, pareció ligeramente dominado. No concretó y allí estuvo el pecado capital de ‘la roja’. ¿Le faltó peso ofensivo? Me parece que no. Un gran número de futbolistas se lanzaban al ataque y poblaban de buena manera el terreno argentino.

Pero cuando hacía méritos, el gol no llegó.

¿Por qué quiero destacar la idea de Chile? Siendo local, tomó el protagonismo del local, asumiendo las responsabilidades que le tocaba. A pesar de venir con ciertas dudas —tras caer en su tierra frente a la fuerte Colombia—, se vio un equipo bastante compacto y fuerte. Y no olvidemos que ante Chile estaba Argentina, la mejor selección sudamericana de estos últimos meses y líder de la zona clasificatoria. Se tomaron riesgos en defensa, es verdad, pero se fue al frente con buen juego.

A decir verdad, dudo que muchos equipos —aún siendo locales— le jueguen así a la selección de Lionel Messi. Y por ello, quiero destacar la labor de Chile. Tras el partido, tras el resultado desfavorable, sólo se ven críticas y más críticas, pero siendo sincero y objetivo, Chile hizo un gran partido. Le faltó concretar situaciones que, en otro momento, hubieran sido gol. ¿Falencias? Sí. Tras recibir goles se lo vio más vulnerable, los errores defensivos —en la mayoría de los casos quedaban mano a mano— fueron un riesgo latente, y las pelotas paradas, Argentina ganó casi siempre por arriba.

Cerca del final del partido, se logró llegar al gol. Un descuento que a la postre maquillaría el resultado, puesto que en la tabla Chile no podría sumar siquiera un punto en aquel juego. Pero ese resultado (1 – 2) se veía más cercano a la realidad que se exhibió en la cancha. Argentina cuando quiso, pudo. Chile quiso, quiso y quiso, pero no pudo, ya que falló al rematar cada jugada —o Romero, el arquero de la albiceleste, disipó los riesgos—, y desperdició jugadas bien elaboradas y claras.

Pero la idea, la idea fue buena.

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